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sábado, 10 de septiembre de 2011

La importancia de decir "Te quiero"

Perdemos la costumbre de hacerlo, sin más, o nunca la tuvimos, quizá nos enseñaron que hacerlo era una forma de mostrar el flanco, de ser débiles y joder, algunos lo han aprendido a fuego.

Mala cosa, no podemos esperar a que los demás lo hagan de gratis eternamente, un día se acaba el frasco y te dan con la puerta en las narices y con razón. No será mejor mirarse de vez en cuando desde fuera a ver si somos lo suficientemente cariñosos con los que nos rodean?. Mi hijo y yo es posible que nos lo digamos cinco veces al día, da igual que esté en la bañera que al otro lado del teléfono, se para en medio de la conversación y te lo suelta a bocajarro…- papá…dime hijo…te quiero”- es acostumbrarse, no es rutina y oye, te sienta estupendamente. Pero yo soy igual, no solo con él, me gusta sorprender a las personas a las que quiero cogiéndoles por los carrillos y soltándoselo, a ver cómo reaccionan. Y quitando mi madre que ya los tiene coloraos y mi pareja que pone cara de “que siiii pesao, que siii” por lo general la reacción es de destruir completamente sus defensas, se quedan con los ojos como platos muy probablemente pensando que te has fumao algo, porque no es normal, no es lo corriente.

Me da lo mismo, mucha gente ha desaprendido a hacerlo y a mi me produce una catarsis fabulosa, ahí queda eso, allá te las arregles, la pelota en tu tejao.

Poneros las pilas que el cariño de los demás no es eterno hay que darle de comer, tampoco se lo hagais al jefe o la jefa porque os puede costar un despido procedente, pero todos los días un gesto, una palabra a tiempo de aliento o un “cómo te ha ido el día?” puede salvaros a posteriori de la hoguera en que podeis meteros por un quítame esas pajas


Somos cariñosos, no sensibleros y el cariño no tiene sexo, es full duplex, de ida vuelta no lo olvideis.

Inopinadamente capullos


La supervivencia nos hace cómplices de la muerte de cuanto nos rodea.
Así es el ser humano, arma y horca de su breve paso por la eternidad.

Donde está el gris si de éste planeta solo se ve el azul desde la luna?
Donde acaban nuestros sueños y terminan las miradas de los que
quedaron desde el proboscídeo de los anhelos propios que nunca supieron atravesar?

El padre, el hermano, el primo, el amante, la cosecha  y la esperanza perdida son huellas que nos recuerdan lo que fuimos y quisimos ser ante la adversidad. Los temores, los miedos, las angustias por lo que pudo ser y no fue son improntas indelebles que debemos colocar en su debido tiempo y pasado relativo…porque todo es relativo, hasta la culpa. El remordimiento, la causa desprovista de efecto y la argumentación a destiempo con quién no lo merece no construyen nada.

No existe el destino ante la muerte porque solo la muerte nos elige en un momento dado. Si todo te abandona es porque tú lo hiciste antes, no al contrario, sino por voluntad propia.

Este es el mundo que nos ha tocado vivir, tocado por enfermedades que ni conocemos, males del alma que nos desposeen de lo que por naturaleza somos. No podemos elegir el sufrimiento ajeno, pero si convocarlo para  hacerlo plato de nuestra mesa.

Dios no existe, no somos el centro de un universo al que le somos del todo indiferentes, somos su casualidad consciente pasajera. No hay religiones que lo justifiquen ni hay ausencias que nos conforten y este escrito desaparecerá con la especie humana, como tantos otros y tantos esfuerzos denodados por justificar, arengar y engrandecernos ante la patética realidad de una trayectoria tan efímera.


jueves, 8 de septiembre de 2011

La revolución (en construcción)

Artemis permanecía quieta, empapada en sudor, con el hoplón alzado frente a sí, la mirada fija en su oponente intentando adivinar sus intenciones. Su lanza asomaba amenazante tras el escudo con su brazo derecho tenso como una cobra a punto de dar su golpe mortal.
Giró lentamente como si bailara al ritmo que le marcaban los movimientos de su presa, sin perder su centro de gravedad. Sin previo aviso hizo un amago para desencadenar otro ataque que no se hizo esperar,  vino por arriba y a su izquierda, pero en lugar de oponer el escudo se avalanzó parando con la lanza hacia abajo que se astilló, pero se giró rápidamente para golpear con su defensa en horizontal el cuello de su rival. Mala suerte, al parecer lo esperaba y se agachó para esquivar el tremendo zarpazo. Pero lejos de achicarse aprovechó el giro entero para defenderse atacando con una estocada de arriba abajo empuñando su lanza al revés, como apuñalando a una criatura moribunda. Los ojos asustados de su padre no esperaban tanta temeridad, ya que dejaba al descubierto toda la parte inferior, pero no le dio tiempo más que a caer boca arriba con la punta de la lanza astillada de su hija deteniéndose a tan solo un palmo de su garganta.
-¿Donde has aprendido esta locura suicida?- decía Cleístenes sin darse un descanso para parpadear, mirando la cara de asesina sonriente de su hija y la punta amenazante de lo que quedaba de su lanza. Artemis se incorporó arrojando su aguijón al suelo y ofreciendo su mano al vencido y boquiabierto pariente. –Se sorprendería de las cosas que se aprenden en los suburbios de Atenas, padre, allí hay más sangre guerrera y más talento que en todas las villas de los ricachones juntas-. Frunciendo el ceño y dejándose ayudar Cleístenes se sacudía el polvo del suelo del patio, ahora convertido en un extraño parque de juegos castrenses. – No lo dudo, hija, no lo dudo, y no reniego de tus amistades en esos círculos, pero tienes que darte cuenta de que todos tus actos tienen su eco en el ágora, me paso el día apagando fuegos entre la nobleza por tus…desmanes y excentricidades con gente de baja estofa –.
Pero ante la mirada malhumorada de su hija se avino a replegar filas. – Perdona, pequeña, perdona, nunca me acostumbraré a verte así, como una mujer casada muy capaz de cortarle la lengua a cualquiera que ponga en duda tus derechos de ciudadana, pero una cosa si es cierta, desatiendes tus deberes en la asamblea y esos rumores no puedo acallarlos, en ocasiones me parece que te atrae más emular a Aquiles que cumplir con tus prerrogativas políticas. No has llegado hasta aquí para ahora echarlo todo al fuego del hades por aprender lances y fintas en los barrios bajos-. Artemis dejó el pesado hoplón de bronce apoyado en una de las columnas del atrio, se enjugó el sudor con el escote de su vestido de lino blanco y cogiendo delicadamente a su padre de la mano lo condujo hacia la estancia anexa, donde una joven esclava tracia terminaba de servir dos copas de vino y unas aceitunas de un verde brillante irresistible, no en vano los olivos de las tierras de su padre eran envidiados por su salud imperecedera en todo el ática. Cleístenes se vanagloriaba de ello y presumía de que sus árboles descienden de la simiente entregada  por Atenea a la ciudad el día de su fundación, en su pugna con Poseidón.
Artemis demoró su respuesta hasta que estuvieron reclinados y mirándose frente a frente, bebiendo el fruto de la tierra que les vio nacer a ambos, en comunión con su pasado y su tan añorado presente. La luz difusa de aquella tarde de primavera entraba por el atrio del patio exterior y la gran puerta abierta de roble macizo, acariciando los bustos de Atenea Partenos y de Poseidón que flanqueaban el acceso a los malos espíritus en aquella paz y en aquel silencio acompañado que les envolvía. Cuántas veces, cuando solo levantaba cinco palmos del suelo había corrido a través de esa entrada junto a Eneas, su hermano, después de haber protagonizado su enésima pelea y la consiguiente rotura de alguno de los carísimos ornatos de la aristocrática vivienda.
Artemis empezó yéndose por las ramas – hay que reconocer padre que siempre tuvo un gusto exquisito en materia de decoración, las esclavas por supuesto van en el lote, la edad al parecer no le impide darse un gusto a la vista, no sea que desentonen con el mobiliario – dijo esbozando una sonrisa sarcástica – No me mires así, hija mía, son cosas de tu madre, yo en eso ni entro ni salgo, es ella la que elige hasta la ropa que debo ponerme cada día y para cada ocasión, aunque he de reconocer que hasta la fecha no he tenido queja de su buen gusto. Muchas veces recela de mis miradas furtivas hacia esa belleza tracia, pero no osa decir palabra porque tampoco yo le recrimino sus devaneos y sonrisas a ciertos nobles bien parecidos en el ágora. Al fin y al cabo y viendo los vericuetos del matrimonio con la perspectiva de la edad tanto ella como yo estamos ya de vuelta de ciertas cosas y no merece la pena andar con dimes y diretes por un escarceo visual, al menos en mi caso me conmueve lo mismo una hetaira de caderas sinuosas que un asado de codornices con salsa de arándanos. El cariño y la responsabilidad quedan ya muy por encima y pesan mucho más que los baños ocasionales en las pasiones mundanas. Pero no rehuyas con esa demagogia sentimentaloide mis preguntas, que me recuerdas a Iságoras en sus mejores tiempos dando discursos, a veces me da miedo que mi escuela oratoria haya calado tanto en tu forma de ser, pero no podrás con este viejo curtido en mil discusiones, eternas y enconadas discusiones con los mejores estafadores de grecia. O sueltas prenda o empezaré a desplegar mis mejores armas disuasivas. -
- Está bien padre, está bien, bajaré la guardia por una vez por respeto a sus canas y miedo a su verborrea de político contumaz – reían ambos ante la ocurrencia cuando se vieron interrumpidos por la entrada de una diosa en la tierra que traía un vestido vaporoso de seda fenicia. Su andar etéreo y resuelto, su mirada centelleante y su largo pelo castaño lleno de bamboleantes tirabuzones terminaban de adornar la majestuosa aparición que llenó la escena como si Medea saliese al teatro a llenar de luz y drama la oscuridad egoísta del mundo de los hombres.
Dánae parecía haber hecho un pacto tácito con el despiadado paso del tiempo que lejos de desfigurar la belleza y la frescura de la juventud perdida la había tornado en madurez irresistible, señalando con las incipientes arrugas del rostro las virtudes y los dolores que engrandecían su imagen con el paso de los años.
- He oído a niños jugando en el patio a Perseo y Medusa y no he resistido la tentación de bajar de mi interrumpida paz en el olimpo y de mis útiles quehaceres para ver el resultado de tanto derroche de sudor y energía en pos de una gloria efímera. Hola hija mía, ¿has vuelto a enseñar a tu padre lo que vale un peine?, no sabes cuánto agradezco que le bajes los humos de vez en cuando, últimamente cada vez que vuelve de ganarse a las masas en la asamblea del pueblo se pone realmente insoportable de lo que se engorda a sí mismo, no cabe en la toga querida –. Dánae subrayaba su frase mirando de reojo a su marido incorporado mientras cogía las dos manos de su hija que se había levantado y besaba su mejilla.
Cleístenes carraspeó y sin contestar hizo una seña a Berenice para que trajera otra copa de vino vacía. – Siéntate querida, Artemis tiene el día generoso y me estaba contando cuales son sus grandes motivaciones existenciales, esas que le tienen apartada de la vida y las responsabilidades públicas-. Se sentaron los tres y Artemis en un gesto de coquetería cogió una pequeña cinta de cuero que llevaba sujeta en una sandalia y se recogió el pelo sin ninguna prisa mirando a su padre que esperaba con traviesa curiosidad a que aquella belleza labrada por Artemisia se dignara a exponer sus argumentos.
- Para empezar fuiste tu, padre, quién me metió en la política por la puerta de atrás, bueno, tu y ese amigote tuyo, ¿cómo se llama?...ah, si, Dionisio, el nombre le va que ni pintado a ese borrachín manipulador de mentes, la última vez que desafortunadamente me lo crucé  no dejó de mirarme el escote mientras me contaba los últimos chismes del Areópago. ¿Cómo puedes relacionarte con seres de esa calaña?. Noooo es igual, no me lo expliques, al fin y al cabo a eso voy, esa es mi linea argumental mi querido magistrado. Pues bien, supongo que te has dado perfecta cuenta de que no me muevo como tú en esos círculos de manifiesta alquimia política, de miradas falsas y puñaladas por la espalda, de hombres que te dan a mano y te están sentenciando a muerte a manos de un sicario en cualquier callejón de Atenas y son los mismos hombres que venderían a sus madres por un contrato naviero contigo, padre. No, no me pidas que me sumerja en ese mundo porque se me pudre el alma de pensarlo.
Pídeme si quieres que baje al arroyo al que ninguno quereis bajar ni podeis y sabes a qué me refiero. Yo me muevo como pez en el agua entre lo que algunos llaman  “la basura de Atenas”, la misma basura, por cierto, que les vota en la asamblea y les hace poderosos, pero no voy a entrar en dimes y diretes contigo que al final siempre ganas por puntos -. Su padre reía pasando quizá uno de los ratos más divertidos escuchando cómo su hija se despachaba a gusto a la vez que admitía sus flaquezas, ante lo cual guardó respetuoso silencio y bebió un poco de vino negando levemente con la cabeza en medio de una gran sonrisa.
- ¿Lo ves madre? ¿Te das cuenta de cómo disfruta sobremanera de sus ridículas y ególatras victorias diplomáticas?. No haremos carrera de él, por muchos combates en los que intente doblegar su megalomanía política. Te equivocas hija mía – soslayó Danae – y sigue por el camino que llevabas que al final quién rie el último rie dos veces -. Artemis gruñó ligeramente con el ceño fruncido y sus ojos clavados en su pieza de caza, un auténtico león de las malas artes argumentales.
- Aunque a buen seguro, padre querido, ya sabeis donde acaba mi discurso no voy a negarme el placer de finalizarlo. Yo y solo yo soy la mano política que te falta en el pueblo, a mi me respetan porque me crié entre sus bastidores, me senté a su mesa desde pequeña contra tu voluntad, jugué a pedradas y hasta sangrar innumerables veces, me he casado con un artesano de la madera, otra vez contra ti y pagando un alto precio en lágrimas querido padre y ellos saben que lucharé a su lado siempre y en todo lugar, así que piensa detenidamente que tus votos en las asambleas del pueblo son en buena lid míos, porque soy la extensión de tus anhelos en la basura ateniense, y a mucha honra -.
Se hizo un silencio expectante y Danae se removió en su reclinatorio sin articular el más mínimo gesto de aprovación o descrédito de lo dicho por su hija, pero mirando de reojo a su marido que serio hacía girar su cuello como un púgil calentando para el siguiente round si perder de vista a Artemis.
- Desde luego, no cabe duda de que eres digna hija de tu padre y no te falta razón al reclamar lo que es tuyo por derecho propio a base de sangre, sudor y lágrimas. Sabes que soy pragmático en todo lo que hago y tanto tu labor como la mía resultan una simbiosis de lo más productiva para esta familia. Nuestras leyes y mis reformas que no hicieron sino continuar las de Solón han hecho del ática un lugar donde la convivencia entre clases empieza a ser una realidad más allá del simple uso partidista de la palabra para algunos y su propio beneficio, somos la punta de lanza de algo que resulta ya imparable pero quiero que sepas que tu influencia sola en el pueblo llano no es razón de vida única para esta democracia en pañales-. Artemis hizo amago de decir algo a modo de disculpa, pero Cleístenes levantó una mano – déjame terminar Artemis…Muchos hombres dejaron la vida por el camino, hombres a los que yo apreciaba y que no tuvieron tanta suerte como yo o como tu dices tanta capacidad de hipocresía política, menos mal que en el fondo me conoces fuera de esos ámbitos, menos mal. Alguien tiene que hacer ese desagradable trabajo y bregar con los perros de arriba, que son tan fieros como los de abajo arrimando el ascua a su sardina. En el equilibrio de mesuras en ambos bandos está la virtud y todavía queda mucho por hacer, mucho. Las clases medias como los artesanos y los metecos financieros y comerciantes no están suficientemente reconocidas y llevará mucho tiempo y mucha mano izquierda introducir reformas que les dejen en su justo lugar y eso no gusta a los aristócratas que se me echan encima cada vez que se me ocurre proponerlo. Así que dada la edad que tienes y la inteligencia que te asiste concentra tus energías en ser pragmática como yo y en recoger el testigo que varias generaciones de grandes políticos y pensadores te han legado, en arriar la bandera única de la defensa del pueblo como adalid de tus aspiraciones y de pensar en Atenas como un todo que algún día y gracias al equilibrio de fuerzas podría convertirse en la mayor potencia del Egeo. Piensa en ello hija mía y deja de ver en tu padre un enemigo para encontrar a tu mejor aliado y sopesa igualmente que si quieres doblegar a tu enemigo lo mejor es estar tan cerca como puedas de él -.







miércoles, 7 de septiembre de 2011

Sin título

Vacía este mundo de hipocresía,
vacía este cuerpo de mudas intenciones,
destroza lo que encuentres a tu paso
en este saco roto, en mi cobardía, en mis canciones.

Ayer soñé un hierba que crecía en medio de la basura,
como el sol en el campo de batalla,
en medio de humo y fuego y yo corría…
para saber si su verde era cierto o canalla.

Nada es tan cierto como tu incertidumbre,
Nada tan falso como esta vida mentirosa y breve.
Apiádate un poco, dame tu verde en esta cumbre,
que el espíritu grite!, corra!, haga lo que debe.

Cada día me empeño en crecer y en cada tramo
me voy sintiendo más niño, más pequeño,
casi estoy de nuevo en el vientre de mi madre,
libre, ingrávido, caliente, flotante,
libre…libre.


Siembra y cosecha


Hay gente que despierta unida un sueño
o que muere cada mañana por una quimera.
Están los que dicen que son superiores
 y son polvo al polvo cuando regresan a la tierra.

Hay gente que toca el cielo vendiendo humo
acariciando nubes de gloria efímera
y cuando soba el cobre, moneda o escudo,
vende su alma a diablo de la locura.

Pero yo calzo suelas de esparto y cuero,
yo soy hombre de campo, no se de joyas.
Yo veo el oro en tus ojos, la codicia en tu piel tostada
por la estrella que hace dorar el trigo.

Muera yo pobre, qué dulce parca!
sin más riqueza que tu regazo.
Bendito sea el infierno de mis fracasos,
y maldito el fracaso ante tus verdades.



martes, 6 de septiembre de 2011

La espada de la verdad

La espada de la verdad se abate sobre la mezquindad y la barbarie, sobre la mentira conformista, la mira esquiva, sobre los tejados en ruinas para elevar imperios, los embalses que no dejan que el agua se desborde, sobre la inacción ante el yugo, los corazones amordazados y la sangre derramada por una quimera, por un grano de trigo.
La espada de la verdad se postra ante la mirada firme de un toro bravo, de una hembra que defiende a su retoño, ante la grandeza del que todo lo pierde sangrando por todas las heridas de su pasado, ante la generosidad del noble desposeído, la entereza ante la afrenta, los corazones pobres pero libres...ante la libertad como ofrenda única.

La insoportable levedad de ser padre

En cierta ocasión hablaba con Elías sobre la luna, el sol y esas cosas rotan sobre sí mismas y alrededor de nosotros.
La cosa empezó por intentar hacerle comprender que a pesar de estar muy lejos ambos hacían posible la vida en la tierra, eso le gustó, pero se torció cuando se me fue la olla y le dije que sin ellos no habríamos existido ni sería posible la supervivenciaen esta pelota azul donde vivimos.
Le dije que la luna lunera redonda como un queso hacía que la tierra se mantuviera con paso firme sobre su eje en la misma posición, pero que se aleja de nosotros a razón de tres centímetros al año y que cuando se fuera lo suficiente el mencionado eje polo norte-polo sur se volvería locuelo por la falta de atracción de su gravedad, el clima se volvería espantoso con años de invierno glacial en una cara y desiertos ardientes en la otra.

MENUDO DRAMAAAAAAAAA…

El pobre no conseguía entender que ni en cien mil vidas como la suya eso iba a ocurrir, igual le da tres centímetros que tres años luz, menuda metedura de gamba. Y lo peor fue cuando le dije que un día, dentro de cinco mil millones de años el sol se moriría y se comería con patatas medio sistema solar.

PARA QUÉ QUEREMOS MÁS!...

Que si nos vamos a tostar, que para cuando el evento…en fin, unos lagrimones como perlas.
Todo esto me da mucho que pensar y me cuestiona como padre didáctico, no soy más que un terrorista inconsciente con dinamita atada a la cintura.
La broma de la explicación científica me costó dos semanas de enmendar el gambazo a base de enseñarle como funciona un calendario y lo infinitesimal que puede llegar a ser el tiempo y el espacio, pero con todo y con eso no las tiene todas consigo.
Creo que en su mirada desconfiada lleva escrito…papá…caca.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Carta del apostol San Pablo a los adefesios...Jajajajajaja.


He bajado tantas veces al infierno que me han puesto un despacho ya, pero no pienso volver allí, ya he tenido bastante. Yo no he tropezado dos veces en la misma piedra, la llevaba pegada a mis zapatos. No obstante he aprendido grandes cosas allí, de las almas que se regodean en su propia desidia de vivir, he visto sabios condenados, encabronados con esta sociedad y consigo mismos, mujeres viviendo sin sus hijos, borrachos de barra y de cartones en la calle, algunos con carrera y más dinero en el bolsillo de lo que podais imaginar, jóvenes con muchísimo talento que saltaron a la locura porque tenían padres maltratadores de cerebros, empresarios de mucho porte que un día se pasaron de rosca y querían saltar por un puente. Eso es el infierno, el mío interior y el que te rodea y no quieres ver.



Pero ya está bien, de jugar con la muerte a ver quién es más chuli, a ver quién aguanta más en la vía hasta que pase el tren a toda velocidad. Como dice la canción “tengo un conuco, un gallo y un lucero” y patrás ni pa coger impulso, que se prepare el mundo porque voy subido en el tren que me quería matar, a toda leche y sin frenos.



He dicho.



Plom! (el sello).

Soneto inacabado

Oigo de nuevo esas voces en el caer de la lluvia,
como la memoria gotea sobre mi recuerdo,
persisten en pintar de gris mi legado
otoño de hojas verdes sobre la tierra rubia.


Mientras me destruyo y me confundo
mis pensamientos me devuelven la frescura.
Me mienten frente a ti, con la luz de tu ternura,
me besan, me consuelan en lo más profundo.


Aguardando tu verdad cayendo ardiente, despiadada y fría,
sobre mi rostro mojando mi entendimiento,
pienso que solo soy de esta lluvia mi  tormento,
de mi pesadilla un pasajero lamento
que se moja  en tu risa, pasado presente y futuro
de este alma por tu amor rendida.

Elías

Hace dos años mi hijo me pidió que le escribiese un cuento. Menuda tarea me encomendó, con el coco que tiene el niño. Los chavales son los mejores críticos que existen. Si cantas mal de repente se dan la vuelta y empiezan a jugar al excalectric, en tu cara, sin cortarse un gramo y si escribes algo que carece de interés o no les engancha te ponen a caldo o ponen cara de….vaaaaya rollo papi. Así que exprimí mis neuronas al máximo y me puse a juguetear en la mente con sus mejores iconos de niñez cruel y despiadada. Se puso a dar botecitos de alegría cuando se lo leí y cuando veía las imágenes que lo acompañaban, con lo cual respiré aliviado y me di una palmadita en la espalda. Espero que no me pida más adelante la cuarta entrega de Parque Jurásico, porque me veo viajando a Dinópolis para ponerme al día. Al lío, éste fue el cuentecito breve, que si breve dos veces bueno.

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FITO,EL INCORFORMISTA

Érase una vez una fitobacteria estromatolítica que se llamaba Fito. Fito vivía en el océano retozando entre las algas, las anémonas y los corales. No tenía que preocuparse por nada, ni por la comida, que tenía de sobra en aquel inmenso mundo azul y profundo y mucho menos por el agua, estaría bueno!.

Pero Fito no era del todo feliz, soñaba con escoger los sitios a donde ir, poder viajar lejos sin depender de las corrientes oceánicas, bajar y subir a su antojo y saltar por encima del agua para chapotear y juguetear con la luz del sol. Una noche se durmió soñando profundamente y al despertar descubrió que tenía un esbelto cuerpo, aletas y una cola con la que podía desplazarse velozmente por el agua, ahora era un bonito pez de colores. Sin salir de su asombro viajó a lugares exóticos, visitó a las criaturas de las profundidades y dio grandes saltos sobre la superficie para calentarse con los rayos del sol, mojarse con la lluvia y...hay, hay, hay....ver la tierra y las fabulosas playas de arena blanca. Eso fue lo malo, que lo vio.

Fito deseaba ardientemente poder pasear por aquel mundo desconocido, descansar a la sombra de una palmera y devorar las ricas frutas que caían de los cocoteros y las plataneras. Así que acunado en sus sueños una buena mañana amaneció en la orilla, y ya no era un pez!. Era una extraña criatura con cuatro patas!. podía moverse a su antojo por la playa y ver cumplidos todos sus sueños, pero era torpe y desgarbado, le costaba mucho esfuerzo arrastrarse penosamente y quería explorar el interior del continente, subir aquellas montañas y correr a toda velocidad por los prados y por el bosque. Frustrado se durmió bajo una palmera y cuando despertó ya no era torpe ni desgarbado, ni mucho menos!. Tenía una altura de cuatro metros y dos fuertes patas que le permitían alcanzar velocidades que jamás habría podido ni soñar en sus mejores sueños soñados! ERA UN TIRANOSAURIO REX!. Así que sin pensarlo dos veces se lanzó tierra adentro y exploró y exploró sin descanso subiendo cadenas montañosas y durmiendo en los valles más bonitos que había visto jamás.

Un día, mientras perseguía a una pieza de caza, un trueno rompió el aire que hizo retumbar la tierra entera...El cielo se volvió anaranjado y espesas nubes de humo y cenizas se dirigían hacia donde estaba a gran velocidad. Fito corrió y corrió hasta conseguir entrar en una negra caverna, con tan mala fortuna que cayó en un abismo que parecía no tener fin. Cayó y siguió cayendo hasta que perdió el sentido de puro miedo.

Cuando despertó aturdido ya no era grande y fuerte, ni siquiera podía arrastrarse ni nadar libremente. Fito volvía a ser lo que era, una fitobacteria estromatolítica, pero lejos de apenarse por ello se alegró de seguir vivo y flotar por el océano.

Y nunca...nunca volvió a desear ser lo que no era.

domingo, 4 de septiembre de 2011

El baile de las estrellas errantes

Mira por donde ayer miraba de reojo el cielo a las 23,30 de la noche y me di cuenta de que la luna se desposaba a millones de kilómetros con Júpiter. No se si los selenitas tendrán mucho que ver con los jovianos, pero es posible que exista una química opuesta y encontrada a la vez.


Lo cierto es que estaban muy guapos astro y satélite en conjunción veraniega cuasi otoñal. Gracias a Isaac Newton podemos comprender estas cosas y a tantos otros antes que él, Aristarco de Samos, Hiparco, Galileo Galilei, Anaximandro de Mileto...nos mecemos a hombros de gigantes y en nuestra ceguera histórica que solo se remonta en el mejor de los casos a los libros de básica desoímos 2500 años de hombres y mujeres que muchas veces contra corriente sembraron la semilla de las nuevas ciencias y del conocimiento del cosmos y por ende de nosotros mismos. La búsqueda de la sabiduría y de nuestra identidad son dos aspectos de la misma cuestión.

Encuentros planetarios, inteligencias que se suman gracias a fuerzas incomprensibles, opiniones antagónicas que encuentran un sitio donde coexistir...qué diferencia hay? El lenguaje de la matemática gravitatoria universal y del entendimiento humano buscan el mismo equilibrio de fuerzas aunque se gire en sentido contrario o se piense de forma diametralmente opuesta.

En las islas de la Jonia en el mar Egeo en el 500 a.c. se produjo un fenómeno renacentista debido a su aislamiento de los grandes imperios. Era difícil imponer criterios, normalizar creencias y castrar el pensamiento. Los dioses dejaron de ser la razón de todo y la experimentación y la riqueza de opiniones dio lugar a pensamientos nuevos. Muchos de ellos eran erróneos pero libres de injerencias.

El aislamiento en esta sociedad que diviniza el exceso de contacto muchas veces supérfluo por inecesario es en ocasiones necesario y creativo. Pensar de forma diferente no es excluyente si no perturba la paz ajena.

Ayer estaba la luna bailando con Júpiter y el espectáculo era bello pese a la distancia y bailar no daña a nadie.

Bailemos

Neruda revival


Puedo escribir los versos más tristes esta noche…
pero no me da la gana, tan cierto es mi dolor como que no los mereces.
Puedo decir por ejemplo, la noche está estrellada,
como el cielo que me prometió,
pero mis manos no alcanzan, no acaban de llegar a tan fatua mentira.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche…
pero mi tristeza no es digna del evento, de las circunstancias.
Es interior, rota y fría como el desaliento, el desencanto
y fría y tan falta de generosidad como toda la que derramé.

Puedo ver un atardecer y quedarme como el cadáver de emociones que ahora soy,
pero mañana amanece pese a ti, pese a todos.

El dolor es lo que nos hace sentir vivos,
la amistad es de lo que siempre renegamos por motivos fútiles y caducos.
Este polvo de estrellas que ahora solo se arrastra pero que a veces vuela
no merece la ofensa de tu desprecio, la falta de fe en tus vivencias.

Nada te colma, todo te ahueca, todo lo di y nada tengo.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche…
pero quiero seguir soñando aún a pesar de ti.

Sal

Si la luz de tu mirada me devolviera tu ausencia,
la fe en ti sería la proa de tu barco.
Si la espuma que suena en el rompiente de este faro
fuera la pasión de tu piel en mi conciencia...

No estaría ahora mi mirada en un mercante
saliendo de puerto ecinta de tu simiente,
desde este faro de Chipiona, sal de tus besos dolientes
y cuna de la vida entrante.

Marinero joven, adoro tus besos duros como tu espalda,
si el mar te acuna en mi mentira
no pierdas la ilusión en su ira,
no malgastes su reflejo que tanto te espanta.

Cuando el horizonte se traga el mástil en su curvatura
gano y pierdo en cada momento,
pierdo y gano de un futuro incierto
tu regreso en mi vientre,
tu vida y muerte que se ahoga
por la red que tendiste mar adentro.

En el incierto día de tu partida
conservo arropada la sal de tu esencia,
navego mar al fondo, olas que no vadeo,
en el faro te esperamos, qué dulce herida.

Sin título

En mis manos desnudas
el imperio de tu presencia,

en mis manos desnudas
el desierto de tu ausencia.

En mis ojos cansados
el horizonte limpio de los tuyos,

en mis ojos agotados
sin ti niebla, ceguera, el absurdo.

En la fe que perdí un día
el templo de mármol de tu cuerpo,

en mis dioses caídos
el caos del infierno sin tus besos.

Aunque el tiempo cubra con su manto lo que sientes
con tus manos alcanzaré,
con tus ojos andaré
y mi fe renacerá en la tuya siempre presente.