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domingo, 4 de septiembre de 2011

Sal

Si la luz de tu mirada me devolviera tu ausencia,
la fe en ti sería la proa de tu barco.
Si la espuma que suena en el rompiente de este faro
fuera la pasión de tu piel en mi conciencia...

No estaría ahora mi mirada en un mercante
saliendo de puerto ecinta de tu simiente,
desde este faro de Chipiona, sal de tus besos dolientes
y cuna de la vida entrante.

Marinero joven, adoro tus besos duros como tu espalda,
si el mar te acuna en mi mentira
no pierdas la ilusión en su ira,
no malgastes su reflejo que tanto te espanta.

Cuando el horizonte se traga el mástil en su curvatura
gano y pierdo en cada momento,
pierdo y gano de un futuro incierto
tu regreso en mi vientre,
tu vida y muerte que se ahoga
por la red que tendiste mar adentro.

En el incierto día de tu partida
conservo arropada la sal de tu esencia,
navego mar al fondo, olas que no vadeo,
en el faro te esperamos, qué dulce herida.

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