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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Siembra y cosecha


Hay gente que despierta unida un sueño
o que muere cada mañana por una quimera.
Están los que dicen que son superiores
 y son polvo al polvo cuando regresan a la tierra.

Hay gente que toca el cielo vendiendo humo
acariciando nubes de gloria efímera
y cuando soba el cobre, moneda o escudo,
vende su alma a diablo de la locura.

Pero yo calzo suelas de esparto y cuero,
yo soy hombre de campo, no se de joyas.
Yo veo el oro en tus ojos, la codicia en tu piel tostada
por la estrella que hace dorar el trigo.

Muera yo pobre, qué dulce parca!
sin más riqueza que tu regazo.
Bendito sea el infierno de mis fracasos,
y maldito el fracaso ante tus verdades.



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