Cuantas veces he de golpearme
para terminar de sangrar inútilmente
antes de tropezar con tu cuerpo
y entre tus olas salvarme.
No soy gran cosa, lo sabes,
un bufón que de héroe tiene bien poco
que resbala patético, solo, enajenado,
equivocando los brazos y cayendo en el hades.
Me doy cuenta, quizá tarde
de que solo tu eres mi reposo,
imperceptible y de un tacto grandioso
con la palabra justa para mi texto cobarde.
Ahora, cayendo del árbol de la ignorancia
miedo me da acercarme a tus manos,
miedo de perderte siento al mirar tus ojos cercanos,
pero no te vayas nunca de mis ruinas de Numancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario