Un poco más alto, un poco más lejos,
viento del oeste, de la mar de Atlantes,
suave y firme, templado y constante,
hilo de cometa flexible como vara de tejo.
Con el pulso tembloroso mantengo ese nexo
que la muerte se empeña en arrebatarme.
Pero no temas, no voy a quedarme
viudo de palabras, compuesto y sin sexo.
Qué suerte tienes, me siento algo idiota
tensando el carrete de tu partida,
dejando que vueles junto a esa gaviota,
besando a la luna y sangrando esta herida.
Silencios que gritan y la callada por respuesta,
lágrimas que me traen el río de tu risa,
sintiendo tu fuerza , cometa, hilo y mano,
no te has ido nunca cenicienta... de la fiesta.
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